Vigo: Silvino Silva (1980-1993)
Silvino Silva Novas nació el 2 de marzo de 1936 falleciendo a los 65 años de edad en el 2001. Dos profesiones marcaron su vida: la de su abuelo cantero y la de su padre director de banda de música.
Se inició en el mundo de la escultura a los 12-13 años realizando a navaja 3 pequeñas figuras en piedra en el taller de su abuelo. En vista de la habilidad mostrada su abuelo le animó a iniciarse en el arte de la piedra a pesar que desde su infancia Silvino siempre quiso ser músico.
Empezó a hacer trabajos de cantería para particulares en Puebla de Trives y a los 21 años obtuvo el título en Talla y Modelado en la Escuela de Artes y Oficios de Vigo en el año 1957. Allí aprendió bajo la tutela del conocido escultor Camilo Nogueira, maestro de escultores gallegos como Silverio Rivas o Xoán Piñeiro. Silvino colaboraría de forma muy estrecha con Nogueira, con quien establecería una gran amistad.
Posteriormente realiza cursos de arte en Madrid y abre un taller de escultura donde realiza trabajos de cantería para particulares: cruceiros, escudos, mesas, ...
En 1964 empezó a trabajar en el Ayuntamiento de Vigo como escultor oficial de la ciudad, aunque no sería hasta unos años más tarde cuando se le reconoció este título. Inició su trabajo en un taller que se encontraba en el recinto del vivero del parque del Castro. Poco después se trasladó a su residencia en Moledo donde tenía su propio taller desde el que trabajaba como escultor ejecutando una gran cantidad de obras para todo el municipio.
Durante los 37 años que trabajó para el ayuntamiento realizó todo tipo de esculturas y monumentos públicos. Practicó todo tipo de motivos: monumentos, cruceiros, escudos, fuentes, bancos, bustos, peanas,... siempre con mucha paciencia y delicadeza en todas sus obras manteniendo un sello propio común en todas ellas. También se encargaba de la reparación y mantenimiento de las esculturas de la ciudad deterioradas por los años o los actos vandálicos.
Silvino era una persona perfeccionista, amante de su trabajo y su familia. Cada mañana se levantaba muy temprano para entregarse a su labor escultórica en su taller alejado del mundo artístico de exposiciones y simposios.
Silvino tiene la mayor parte de su obra artística en el municipio de Vigo, pero también hay esculturas suyas en viviendas particulares y espacios públicos por otras ciudades españolas como Madrid, Sevilla, Valencia y Alicante o en otros países como Francia.
Además de escultor y amante de la música, Silvino pintaba y escribía poesía. En muchas de sus esculturas nos regala versos tallados en la roca, palabras que permanecerán por años como legado de un artista poco conocido pero con esculturas que ya forman parte de la imagen de la ciudad y de la memoria de los vigueses.
Su hijo Silvino continuaría la tradición de escultor de su padre. Podemos contemplar obras suyas como la de “La vaca y la lechera” en Zamanes. La ciudad quedaría sin escultor y sin sucesor al fallecer ambos en el año 2001.
Escultura etnográfica y cantería
Silvino practicó la escultura etnográfica y costumbrista de cruceiros y escudos heráldicos, así como la cantería en bancos y fuentes debido a su condición de escultor oficial del ayuntamiento de Vigo. Dominaba a la perfección la escultura etnográfica, llegando a esculpir más de un centenar de cruceiros que ejecutaba como trabajo para el ayuntamiento y particulares.
Muchos de los cruceiros y fuentes que se ven por la ciudad son obra de este genial escultor. Podemos citar de entre ellos el cruceiro de la Piedra, el del Castillo de San Sabastián, el del Castro, el de Castrelos, el de la avenida de Castelao, el del monte de la Guía, ....
Escultura artística urbana
Pero las esculturas más interesantes son aquellas en las que Silvino se enfrentaba a la roca de granito para crear una nueva forma que no fuese un encargo de cantería. Eran obras donde Silvino tenía plena libertad para expresarse fuera de los cánones preestablecidos.
Silvino plasma sus pensamientos en roca simplificando las formas con dulces y sinuosas curvas. Se percibe en su obra el amor por la música pues Silvino llega a crear verdaderas sinfonías musicales en el granito. Se observa está evolución en su obra de forma más acusada a partir de la década de los 90.
De este periodo podemos destacar esculturas como “O amor e o agarimo” (1995) situada en el Parque de Castrelos. Esta escultura muestra una pareja sentada con un libro y una esfera que representa el fruto de su amor. Esta pieza está ejecutada sobre un bloque de granito de 6 toneladas.
O la escultura “Muller cavilando nas cousas da vida” (1996) situada a la entrada de la fortaleza superior del Monte del Castro.
O una de las obras que causa mayor interés con el espectador: “O medrar do mundo” en el recinto de las murallas del parque del Castro.